Después de muchos años, Eutralio cansado de navegar por mares embravecidos y caminar por temibles bosques, decidió antes de que llegara a su casa visitar a Shaon una Cramiantus (criatura que ve el futuro y protectora de los bosques), para que le de un amuleto que lo proteja durante la vuelta a su hogar.
Cuando llegaron al hogar en el que vivía Shaon vieron un hermoso castillo que tenia a su alrededor escaleras y brillaba tanto como una estrella.
Ellos la empezaron a buscar por todo el castillo y a sus alrededores. Pero cuando la encontraron, ella estaba desmallada y pálida al lado de un lago. Paso una semana hasta que se recuperó. Eutralio le contó a Shaon lo que necesitaba, ella con mucho esfuerzo y dedicación construyo un espejo que atrapaba las almas y rechazaba cualquier intención negativa.
Shaon le dijo a Eutralio y a sus acompañantes, antes de darle el espejo, que se le aparecerá un nuevo obstáculo. Este se trataba de unas criaturas llamadas Rimucurio que controlaban, torturaban, manipulaban, creaban ilusiones y pesadillas con sus ojos.
Entonces Eutralio tubo una idea: que todos se tapen los ojos con telas y guiarse sólo con el oído. Y así fue, después de varias horas ellos empezaron a navegar hasta que aparecieron dos cuerpos flotando, eran los cuerpos del hijo y la esposa de Eutralio.
El se quiso tirar al mar a buscar los cuerpos, pero los demás navegantes no lo dejaron, el estaba llorando desconsoladamente, pero uno dijo- miren si son los Rimucurios que nos tratan de ahogar – y todos se dieron cuenta de que no se pusieron las telas sobre sus ojos.
Todos empezaron a sacar de una bolsa telas que habían guardado en el bosque, ninguno tuvo dificultad para navegar y el espejo desintegraba cualquier Rimucurio que se acercaba al barco. Ellos salieron de la zona de los Rimucurios sin ningún rasguño
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